En el paisaje vegetal de Santa Colomba de Somoza destaca de forma emblemática una especie: el roble (Quercus pyrenaica) conocido entre la población también como carballo, melojo o rebollo. El roble es una especie característica de la península ibérica prácticamente inexistente en otras áreas del mundo; en Castilla y León es uno de los hábitats mejor representados porque está presente en todos los sistemas montañosos. Por su singularidad y adaptación a las condiciones ecológicas del Sur de Europa, la Unión Europea reconoce los bosques de robledal como un hábitat de interés que es necesario preservar para mantener la biodiversidad y el patrimonio natural europeo.
En el término municipal de Santa Colomba de Somoza este bosque se extiende sobre una superficie de 6.116 has. distribuídas por todo el término municipal, si bien es predominante en la mitad occidental donde las condiciones ecológicas y de altitud permiten su mejor desarrollo. El sustrato silíceo de pizarras y cuarcitas favorece el crecimiento de esta especie que por su perfecta adaptación a las condiciones naturales forma extensos bosques, algunos de los cuales están declarados montes de utilidad pública.

Distribución de los Montes de Utilidad Pública en el municipio de Santa Colomba de Somoza
El roble melojo es un árbol de porte elegante, puede llegar a superar los 20 m. de altura, aunque en La Somoza su porte es menor. Su tronco es recto, con una corteza gris-pardo, sus hojas tienen lóbulos profundos que pueden llegar hasta el nervio central. Una característica singular del carballo es que mantiene durante todo el invierno sobre sus ramas las hojas secas, a esto se llama marcescencia; los robles se mantienen vestidos de hojas secas hasta la siguiente primavera. También resultan llamativos los líquenes adheridos a sus cortezas, un musgo verde cuya presencia es un excelente indicador de la calidad del aire en este lugar.
Tradicionalmente la deforestación (desaparición del bosque) ha sido una práctica habitual en la comarca maragata; este era el método que se utilizaba para abrir claros donde sembrar centeno y también para favorecer la aparición de pastos para el ganado. Desaparecido el robledal la formación dominante es un denso matorral de brezo que cubre importantes extensiones. No obstante sobre los montes comunales el monte se mantenía como uno de los recursos más importantes de cada municipio.
Los bosques de roble han tenido una función muy importante en la economía rural tradicional. Ubicados en las vertientes y laderas más altas que rodean los núcleos de población el monte de roble tenía tres aprovechamientos diferentes: como fuente de energía durante el invierno, con las ramas y troncos se fabricaba carbón vegetal (carboneo) y también se utilizaban como leña; los brotes verdes se han aprovechado como alimento para el ganado (ramoneo) así como sus bellotas; por último, su madera que es dura y resistente, se utilizaba en la construcción (vigas, carros, puertas, herramientas…).